La antropología dental aplicada a un contexto postsacrificial, descubierto en un chultún (antiguo depósito de agua) de Chichén Itzá, reitera la diversidad poblacional que tuvo esta ciudad entre los años 700 y 1100 d.C., en el periodo Clásico Tardío-Terminal.
Este amplio estudio reveló que la morfología dentaria de los individuos infantiles hallados en esa cisterna difiere de la encontrada en otros sitios prehispánicos del área maya.
Los antropólogos físicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso Gallardo Velázquez, Martha Pimienta Merlín y Oana del Castillo Chávez señalan que esta investigación, de la que son autores, complementa el estudio genómico hecho sobre esta misma colección, la cual, entre otros aspectos, indicó las estrechas relaciones de parentesco de los niños, incluida la de dos pares de gemelos idénticos.
Los especialistas, adscritos al Centro INAH Yucatán, explican que en el área maya es difícil recuperar esqueletos completos, por lo cual, los dientes que, en general presentan mayor resistencia a factores tafonómicos que degradan el hueso, son piezas de las que se puede obtener mayor información.
Al respecto, señalan que el análisis de la morfología (formas) y morfometría (tamaños) de las unidades dentales permite a la antropología física realizar estudios encaminados a obtener las relaciones biológicas y la posible ascendencia entre dos o más poblaciones humanas.