Estudiantes de la Ibero Impulsan Hábitos Saludables

Estudiantes de la Especialidad en Obesidad y Comorbilidades de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México llevaron a cabo una intervención comunitaria en el Comedor Santa María, ubicado en la zona de Santa Fe. Esta iniciativa se desarrolló en el marco de la asignatura “Práctica Aplicada en Niños”, bajo la supervisión de las maestras Ana Bertha Pérez Lizaur y Marcela Ruiz Cervantes.

El Comedor Santa María, organización sin fines de lucro fundada en 1995, brinda atención integral a personas en situación de pobreza extrema, especialmente niñas, niños, adolescentes y mujeres embarazadas o en lactancia, provenientes de comunidades con alto grado de marginación social. Actualmente opera 33 comedores en diversas zonas de alta marginación, beneficiando a más de 10 mil personas.

Durante el verano, los estudiantes visitaron en cuatro ocasiones una de sus sedes, donde trabajaron con un grupo de 13 menores de entre 8 y 11 años. En la primera visita se aplicó una historia clínica nutricia y el cuestionario KidMed. A partir de un diagnóstico clínico-nutricional, identificaron tres problemas prioritarios: sedentarismo, consumo excesivo de energía y bajo consumo de agua. Entre los hallazgos destacaron que 84.6% de las y los menores consumía bebidas azucaradas con frecuencia, el 72.7% presentaba riesgo de obesidad abdominal. Asimismo, se observó que pasan un promedio de tres horas diarias frente a pantallas, en contraste con solo 1.7 horas de actividad recreativa.

El análisis del KidMed reveló que el 40% de infantes sigue una dieta de baja calidad, caracterizada por un consumo elevado de bebidas azucaradas y la ingesta de alimentos en entornos no propicios.

Con el objetivo de contextualizar los hábitos alimentarios de la población, se realizó una evaluación del ambiente alimentario de los hogares, utilizando Google Maps para analizar el acceso a alimentos en un radio de 100 metros. Se identificó la existencia de 23 tiendas de abarrotes, numerosos establecimientos de comida rápida (tacos, tortas, antojitos, dulces, frituras) y un acceso limitado a frutas, verduras y agua purificada. Esta realidad evidencia cómo el entorno influye directamente en las elecciones alimentarias y las dinámicas familiares.

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