El valor de las exportaciones de América Latina se redujeron 16% en el primer semestre del presente año, de acuerdo con datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Por su parte, la Organización Mundial del Comercio proyectaba una contracción en el valor de las ventas externas de la región en un rango de entre un 13% y un 31% para la primera mitad del año, debido a la semiparálisis que causó la propagación del COVID-19 sobre el comercio a nivel mundial.
Aunque la reducción en las exportaciones se mantuvo por debajo de las expectativas, revalece la incertidumbre sobre la recuperación económica de la región por la pandemia de coronavirus.
No obstante, la caída de las exportaciones latinoamericanas superó a la disminución reportada en el valor del intercambio global, que alcanzó un 13,3% interanual en el primer semestre, precisó el informe anual Monitor de Comercio e Integración, del BID.
Propuestas del BID
El BID propuso a los países de la región avanzar en el fortalecimiento de las agencias de promoción de exportaciones y de atracción de inversiones, en la facilitación comercial, la modernización aduanera, la diversificación y la digitalización del comercio para paliar la crisis.
«Asimismo, los países deben reducir con iniciativas pragmáticas los costos de transporte para que las economías puedan competir en las redes de producción global del futuro», concluyó.
Los cambios estructurales a los cuales hay que estar atentos están relacionados con la organización tanto de la producción como del comercio. Las estrategias empresariales orientadas a potenciar la robustez y resiliencia de las cadenas de valor podrían traer a América Latina y el Caribe nuevas inversiones, fomentar nuevos flujos comerciales hacia Estados Unidos e impulsar los intercambios entre proveedores y compradores de insumos intermedios en la región.
Es también indudable que el acceso a los canales de comercio electrónico favorecerá los vendedores organizados para aprovecharlos. En los servicios, los sectores más dinámicos serán aquellos ‘digitalizables’, que no necesitan de contacto personal directo, como por ejemplo la educación virtual y la telemedicina.