México necesita impulsar una política industrial que le permita insertarse con éxito en las cadenas globales de valor y las condiciones cambiantes del mercado mundial, señaló la doctora Lesbia Pérez Santillán, investigadora del Departamento de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Al participar en el sexto Seminario Internacional América Latina y el Caribe y China: condiciones y retos en el siglo XXI, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la docente se refirió a las variaciones recientes en la generación universal de bienes, valor agregado e insumos importados en las manufacturas de México y el país oriental.
La investigadora de la Unidad Iztapalapa expuso que los dos países constituyen ejemplos de economías integradas a la segmentación universal de la producción de bienes.
Sin embargo, en los últimos años este proceso ha atravesado por cambios que incluso han llegado a cuestionar su continuidad.
La reciente guerra comercial entre Estados Unidos y China, la pandemia de COVID-19 y la renegociación del acuerdo comercial de América del Norte han abierto nuevos modos de transformación en las cadenas de valor.
Políticas industriales
Por lo tanto, “todas estas consideraciones deben tomarse en cuenta para crear propuestas de políticas industriales que permitan el crecimiento de nuestro país y su inserción a la dinámica internacional”.
Con indicadores obtenidos a partir de lo que llamó “eslabonamientos hacia atrás”, la académica evaluó la capacidad de las dos economías para incorporarse al concierto universal. La situación ideal para ambas es que el valor agregado de los insumos sea positivo y la dependencia de materias importadas negativa.
En el caso de México se presenta el escenario “en el que nadie quiere estar”, porque consiste en que hay menor capacidad de propiciar valor agregado y mayores requerimientos de importaciones”.