En 1994 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) declaró a México como nación libre de poliomielitis. El último caso de esta enfermedad en el país fue en 1990 en el estado de Jalisco; desde entonces, el sistema de salud mexicano continúa con estrategias para mantener su erradicación.
La poliomielitis es una enfermedad infectocontagiosa causada por ingerir algún alimento o bebida contaminada con heces fecales que contienen el virus; puede resultar en parálisis (permanente o controlable) e incluso provocar la muerte.
La pediatra infectóloga del Hospital General de México (HGM), Nancy Edith Justiniani Cedeño, informó que el mejor tratamiento es la prevención y esto se logra con la aplicación de la vacuna. Este biológico se aplica a los dos, cuatro, seis y 18 meses de vida, por lo que exhorta a madres y padres de familia a llevar a sus hijas e hijos a vacunarse en cualquier hospital o centro de salud de la Secretaría de Salud.
Los síntomas de la poliomielitis son: malestar general, fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular, vómito, diarrea y, principalmente, debilidad en las piernas; añadió que estos se hacen presentes de 7 a 14 días de que se implantó el virus en el cuerpo.
Resaltó la importancia de conocer los síntomas para tener un diagnóstico oportuno y, en consecuencia, un mejor pronóstico ya que la poliomielitis puede dejar una parálisis permanente, deformidad de los miembros pélvicos, atrofias, deformidad de los huesos o deceso.