«Estados Unidos está decidido a reforzar sus posiciones, en cooperación con nuestros socios del FDS[Fuerzas Democráticas Sirias, la coalición árabe-kurda en la que Washington se apoyó en la lucha contra el grupo del Estado islámico], con refuerzos militares», dijo un oficial militar, sin especificar el alcance de las medidas previstas.
A pesar de la retirada norteamericana, el FDS sigue cooperando con Estados Unidos en la provincia de Deir Ezzor, no lejos de la frontera iraquí, donde se encuentran los mayores yacimientos de petróleo del país. Unos 200 soldados americanos siguen estacionados allí. «El objetivo es evitar que estos yacimientos caigan en manos de la IE o de otros grupos desestabilizadores», añadió el funcionario que solicitó el anonimato. «Debemos prohibir a la IE esta fuente de ingresos para evitar cualquier resurgimiento» del grupo yihadista.
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo el miércoles que un «pequeño número de soldados estadounidenses» permanecerían en Siria, «en zonas donde hay petróleo». Dijo que el jefe del FDS, Mazloum Abdi, le había dado las gracias y se había mostrado «extremadamente agradecido».
Patrullas rusas
Las fuerzas kurdas, cuyos sueños de autonomía se han hecho añicos, abandonaron el jueves posiciones que ocupaban desde hacía mucho tiempo cerca de la frontera turca. El ejército ruso continuó patrullando, en virtud de un acuerdo ruso-turco alcanzado el martes, que prevé la retirada kurda y el control conjunto de una gran parte de la frontera turco-siria.
Ya activas en la ciudad de Kobane, un fotógrafo de las Fuerzas Armadas rusas ha visto a un fotógrafo de las Fuerzas Armadas salir de Qamichli, varios cientos de kilómetros más al este, para iniciar patrullas en esta zona.
Según Moscú, una patrulla de la policía militar rusa tuvo lugar en «una nueva ruta» de más de 60 km.
El régimen sirio de Bashar al-Assad, aliado de Moscú, también ha desplegado sus tropas en la zona, con el acuerdo ruso-turco que permite al ejército sirio recuperar territorio con pozos de petróleo y fértiles zonas agrícolas.
Fue una sangrienta ofensiva lanzada el 9 de octubre por Turquía en el norte de Siria que alejó a las fuerzas kurdas de su frontera. El asalto fue interrumpido para permitir que las YPG (Unidades de Protección del Pueblo, milicias kurdas) se retiraran de sus posiciones fronterizas.
El acuerdo turco-ruso fue precedido por un acuerdo entre Ankara y Washington que preveía la retirada de los YPGs de una zona de 120 km, respetada por los kurdos. Las fuerzas turcas controlan ahora esta zona, pero quieren que los YPGs salgan a lo largo de los 440 km.
El Sr. Erdogan amenazó con tomar «todas las medidas necesarias» si no se respetaba el acuerdo de retirada de YPG.
También hizo un llamamiento a los Estados Unidos para que entregaran a Mazloum Abdi a su país, calificándolo de «terrorista».